Fisicoenergética, la energía que mueve la vida
Giran, y también ocurre en lo micro; los protones y electrones giran sobre su núcleo, y también para los giros la referencia esencial e inmanente es el “centro”.
La interrogante que nos surge subsiguientemente de ésta observación universal sería ¿cuál es el sentido o función de éste fenómeno?, que sería el mismo tanto para escalas macro como micro. La hipótesis que construyo a partir de conectar el pensamiento funcional y la ley energética de la “fórmula de la vida”, es que el centro, por un lado concentra, aumenta y acumula energía, siguiendo la fórmula de T-C, correspondiendo al momento de contracción, y al mismo tiempo opera con la función de punto de apoyo para movilizar un mayor caudal de energía. Es como que cumple la función de concentrar, captar y organizar la energía para proyectarla y canalizarla en un flujo mayor. Podemos comprender esto en el fenómeno natural del tornado; como capta la energía y logra una concentración y un quantum energético increíble en su centro. A niveles mecánicos podemos observarlo en la dinámica que resulta en la fuerza centrípeta-centrífuga que obtenemos al hacer girar un brazo sobre un eje; cuanta más estabilidad, menor movimiento y mayor precisión logre el eje (centro) en cuestión, mayor será la fuerza centrífuga resultante. Y en éste punto también cabe la primera máxima que describiera en el capítulo anterior; “el movimiento-energía surge del no movimiento” y aquí estaríamos hablando de un punto de apoyo ubicado en la relación de “centro”. También éste fenómeno natural se aplica en la dinámica del “dínamo” con el cual podemos acumular, concentrar y convertir energía cinética en energía eléctrica.
Las expresiones populares de; “esa persona está en su centro, es muy centrado o ha perdido su centro”, “me siento desordenado, desorganizado”; guardan mucho sentido y razón si lo pensamos desde éste modelo teórico.
Es así que hablar de las características psicológicas del “Yo” tendría una estrecha y coherente relación con las características de la estructuración fisicoenergética que haya configurado ese organismo, y teniendo una directa relación con la configuración de su “centro”. Cuanto más cohesivo y compacto sea ese centro, más compacto y cohesivo será ese Yo; el Yo resultante será coherente con las características relacionales físicas que logre establecer con el universo en concreto.
“Encuentra el centro de tu universo”
Y éste es un punto clave y diferencial, así como original, de la propuesta fisicoenergética, que hasta ahora no se había postulado: la vinculación entre la Psicología y la Física propiamente dicha. La teoría fisicoenergética intenta recuperar con su hipótesis una visión orgánica y ecológica de nuestra existencia, que implica recobrar a través de la reconexión entre el espíritu y la materia, lo que nos une con el todo, recuperando así una identidad fragmentada y separada de un plano del que nunca debimos separarnos; el material. Comprendiendo a la materia no como algo inerte y pasivo, sino como algo inmanente, esencial y partícipe de la vida toda, comprendida en un TODO universal que se resume en una total UNIÓN cósmica. A esta visión de integrar la materia con la energía y con el espíritu (pensamiento, consciencia) yo lo he denominado “materialismo energético”.